Pregón de Adviento
Despertad, que empieza un nuevo día,
un día que alumbra la esperanza.
Quitad de vuestras vidas la rutina,
que la tristeza no invada vuestras almas.
Abrid, que entre la luz, todas las puertas,
abrid, que entre la brisa, las ventanas.
Que brote la flor y la sonrisa
y se limpien de mal de ojo las miradas.
Habrá muchos, seguro, que lo ignoren,
por eso, id a gritarlo por las plazas:
El Dios del amor y la ternura
pasará por la puerta de tu casa.
Vigila, estate atento, pues seguro,
te pide que le dejes visitarla.
Traerá vestidos nuevos para todos.
Vestidos perfumados por su gracia.
Y las viejas rutinas que nos duermen,
quedarán para siempre trasnochadas,
porque siempre su luz y su presencia
nos regalan la vida renovada.
Que el pánico no cunda entre nosotros,
cuando vemos que el mundo tanto cambia.
El Señor está cerca, ¿No lo sientes?,
él pasa a nuestro lado y nos levanta.
¡Es Adviento! Que es tiempo
inundado por la gracia.
Isaías, María y el Bautista
con su cálida voz nos acompañan.
A los desencantados y aturdidos,
a los que nada ven, ni esperan nada,
a los que la injusticia ha empobrecido,
¡que alumbre con más fuerza la esperanza!